- ¿Sigues con el tratamiento que estabas tomando? -preguntó Anabel-.
- Sí, no lo puedo dejar. Lo tengo que tomar de por vida -dijo Ángela-.
- Vaya, un engorro ¿verdad? Lo digo por mí, que por culpa de la diabetes no puedo dejar la medicación -dijo Anabel-.
- Desde que estoy tomando las pastillas del colesterol, he perdido casi diez kilos. No me importa, pero no me gustaría adelgazar más -dijo Ángela.-
- Hace tiempo que no te veo con aquel traje color caqui tan mono...dijo Anabel-.
- Ah, se me ha quedado grande y como ese, muchas prendas más -dijo Ángela-.
- Ten cuidado, porque a ese ritmo te puedes quedar en el chasis -dijo Anabel-. De todas formas, no creo que el motivo sea solo por las pastillas. Creo que puede ser porque has dejado de tomar grasa y azúcar. También te aconsejo que tengas cuidado, porque conozco personas que han estado al borde de un infarto porque se confían en la medicación y se creen que pueden comer de todo -dijo Anabel-.
- Ese no es mi caso -dijo Ángela-.
Teresa Ribello