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domingo, 24 de noviembre de 2024

No te dejes pisotear

Carlos, el empleado salió de su lugar de trabajo por la llamada que recibió de su jefe. Había llegado el momento del descanso de media hora para desayunar.

El equipo mecánico no funcionaba bien; clasificadoras, envasadoras, etc. no marchaban.

- Carlos, ¿por qué no te encargas de la reparación del equipo? Si seguimos a este ritmo no terminaremos para Navidad de envasar todos los dulces -dijo Javier, su jefe-.


- Javier, no soy yo el responsable de ello. ¿Para qué tenemos el equipo de mantenimiento? -dijo Carlos-.

- Sí, pero no podrán solucionarlo todo -dijo Javier-. Tenemos que mostrar para el cuatro de diciembre el funcionamiento y procesos de fabricación de los productos al ministro y no podemos entretenernos más tiempo.

- ¿No pretenderás que lo arregle? Soy un simple operario de envasados y porque alguna vez haya logrado dar con el fallo de alguna máquina, no me vais a utilizar para averiguar lo que ocurre en toda la maquinaria...-dijo Carlos-.

Carlos se fue a desayunar.

- No te dejes pisotear, Carlos. Encima, luego ni te lo pagan. Es mucho trabajo. Que no se aprovechen de ti -dijo su compañero de envasado-.


Teresa Ribello


domingo, 17 de noviembre de 2024

Estella no estaba

La señorita Havisham le dijo a Pip que Estella se encontraba en el extranjero recibiendo educación. Le preguntó si creía que la había perdido, con malignidad.

Se despidió de la señorita Havisham.

Eso evitó decir cosas que no debía decir.

Salió de allí desconsolado y mirando los escaparates, pensando en lo que compraría si fuese un caballero.


Por el camino vio al señor Wopsle saliendo de una librería para tomar un té con el señor Pumblechook. Insistió a Pip que le acompañara hasta la sala de Pumblechook. A Pip le vino bien porque no le hubiera apetecido nada estar en casa, y por eso aceptó ir con él. Se dirigieron a casa del señor Pumblechook.

La lectura del drama de Jorge Barnwell duró hasta las nueve y media de la noche. A la media noche, en compañía del señor Wopsle, se fueron camino a casa. Había una espesa niebla y mucho frío.

Por el camino se encontraron con el señor Orlick y este se unió a caminar con ellos.


Teresa Ribello

GG.EE., Charles Dickens

domingo, 10 de noviembre de 2024

Lluvia de consternación

La calle ofrecía una vista desoladora. El barro había sobrepasado mucha altura en todas las casas, tanto en la de Adrián como en todas las de la calle. Aquello no parecía normal. Los coches, unos detrás de otros o amontonados por la fuerza de la riada.

Las frases más escuchadas eran: "¡Madre mía, que alguien nos ayude, por favor!", "¡Lo hemos perdido todo!", "Nadie viene a ayudarnos", "La ayuda llega tarde"...


En proporción a otros años, la magnitud de la catástrofe ha sido mucho mayor. Algo que nunca se había visto de una manera tan salvaje como lo que ha acontecido este año.

Y tantos muertos...encontrados bajo el lodo y en los coches...

Parece que todo llega a oídos de los que lo tienen que escuchar, pero nadie reacciona eficazmente para que las ayudas lleguen a tiempo.

El dibujo de la ciudad causa una verdadera aflicción.


Teresa Ribello

domingo, 3 de noviembre de 2024

Enfrentamientos

La idea de que Orlick también fuera a la ciudad no gustó nada a Pip.

Orlick agarró una barra candente de la fragua y amenazó a Pip. Cuando se calmó, Joe dijo que todos tendrían medio día de fiesta.


La hermana de Pip, que era tan curiosa y espía dijo inmediatamente que Joe era un estúpido, por dar permiso a los holgazanes como Orlick. Este contestó que era una mujer muy mandona y empezaron a tener una discusión muy fuerte. A la hermana de Pip le dio un ataque de gritos y de nervios, por los insultos recibidos. Empezaron a pelear y a agarrarse uno a otro, hasta que la hermana de Pip se desmayó, y cesó todo. Después del escándalo, el silencio.

Pip fue de nuevo a casa de la señorita Havisham. Lo recibió la señorita  Sara Pocket. Ella le preguntó qué quería y el chico dijo que había ido solo a ver cómo estaba la señorita Havisham, y le dejó entrar. Le comunicó después que subiera.

Pip le dijo a la señorita Havisham que estaba siguiendo su aprendizaje y que sentía mucho agradecimiento hacia ella.


Teresa Ribello

GG.EE., Charles Dickens



















Escogiendo traje

Cada vez faltaba menos para la marcha de Pip. Como poseedor de un gran porvenir, le venían imágenes de la gente humilde que iba a la iglesia...