Joe, en vez de dirigirse hacia a señorita Havisham, lo hizo hacia Pip y dijo: "Cuando me casé con tu hermana, fue con la idea de ser su marido."
Joe dijo que Pip nunca había tenido inconveniente en trabajar con él.
Todas estas cosas las seguía diciendo sin aún dirigirse hacia la señorita Havisham.
Pip intentaba, de una manera u otra, que contestara a la señora y no a él. Pero no servía de nada.
La señorita Havisham preguntó a Joe si había traído el contrato de aprendizaje. Este entregó el documento a Pip y no a la señorita Havisham.
Después de haberlo leído, la señorita Havisham dijo que Pip se había ganado una recompensa. Veinticinco guineas. Pip las dio a su maestro, Joe.
Se despidieron. Pip preguntó si debían volver otra vez, y la señorita Havisham les dijo que no, que Joe sería ahora su maestro.
Teresa Ribello
GG.EE., Charles Dickens
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