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domingo, 13 de octubre de 2024

Sospecha en el barrio

 La tienda estaba cerrada cuando Elsa necesitaba comprar algunos botes de leche y fruta. ¿Por qué estaría cerrada tan temprano? No eran ni las siete de la tarde. Por el camino, antes de llegar al establecimiento, vio a un señor, todo de negro, salir por la puerta principal con unas bolsas. Justo cuando llegaba Elsa, la cierran. Todo parecía raro.


- No he podido traer nada. Además, es la única tienda que podría haber estado abierta en el barrio -dijo Elsa-.

- Es normal, en domingo...-dijo Federico-.

- Sí, pero esa tiendecita siempre abre los domingos hasta tarde. Viene bien para aquellas cosas que se te olvidan durante la semana -dijo Elsa-.

- Bueno, vete preparando para el baile de esta noche -dijo Federico-.

Elsa mira por la ventana.

- Federico, ven. Ese señor es el que salía de la tienda esta tarde, cuando fui por la fruta. Está hablando con Lucía, la dueña. Van muy bien vestidos.

- Quizás es su novio y van también para el baile -dijo Federico-.

- No sabía que Lucía tuviera novio, aunque, la verdad es que llevo poco tiempo frecuentando la tienda -dijo Elsa-.

- No te preocupes, si hay algo sospechoso, en este barrio nos acabaremos enterando.


Teresa Ribello.






domingo, 6 de octubre de 2024

El maestro Joe

 Una vez ya en casa de la señorita Havisham, esta, al ver a Joe, le preguntó: "¿Es usted el marido de la hermana de este muchacho?"

Joe, en vez de dirigirse hacia a señorita Havisham, lo hizo hacia Pip y dijo: "Cuando me casé con tu hermana, fue con la idea de ser su marido."

Joe dijo que Pip nunca había tenido inconveniente en trabajar con él.

Todas estas cosas las seguía diciendo sin aún dirigirse hacia la señorita Havisham.

Pip intentaba, de una manera u otra, que contestara a la señora y no a él. Pero no servía de nada.

La señorita Havisham preguntó a Joe si había traído el contrato de aprendizaje. Este entregó el documento a Pip y no a la señorita Havisham.

Después de haberlo leído, la señorita Havisham dijo que Pip se había ganado una recompensa. Veinticinco guineas. Pip las dio a su maestro, Joe.

Se despidieron. Pip preguntó si debían volver otra vez, y la señorita Havisham les dijo que no, que Joe sería ahora su maestro.

Teresa Ribello

GG.EE., Charles Dickens




domingo, 29 de septiembre de 2024

Su exposición

 Era su exposición. A través del espejo se veía a María junto a sus obras, e intercambiando conversación con todo el que por allí se acercaba. Algunos de sus cuadros hacían referencia a situaciones sociales, motivos de naturaleza, religiosos, etc. Todo original, no había ninguna versión. Su forma de pintar, casi siempre con acrílico y de manera figurativa. 

Su amiga acababa de entrar a la galería y enseguida, antes de hablar con ella se acerca a echar un vistazo a los cuadros.

- He salido a dar una vuelta y al pasar por aquí, decidí pararme a visitar la galería. ¿Cómo estás, María? -preguntó Rebeca-.


- Un poco cansada, a estas horas. La verdad es que no paro de atender a toda la gente que viene de la calle -dijo Máría-.

- Claro.

- Me gustaría saber qué interpretación tienes de mis cuadros -dijo María-.

- Bueno, bajo mi punto de vista, les falta chispa, no van acorde con el mensaje que me imagino quieres mostrar, ni desde luego con el tiempo actual -dijo Rebeca-.

La dejó planchada. En ese momento no sabía qué decir. No esperaba eso de su amiga.

- Gracias, Rebeca -dijo María-. 

- Ha sido un placer, querida -dijo Rebeca-.

Es lo único que le pudo decir.

El agente de seguridad, que allí se encontraba y que escuchó todo, le dijo algunas palabras reconfortantes.

- No te preocupes. A palabras necias, oídos sordos. Todos sabemos sobre la calidad de tu obra.

- La tenía por una amiga de verdad -dijo María-.

- Lo que hace la envidia...-dijo el agente-.


Teresa Ribello




domingo, 22 de septiembre de 2024

Pip quería saberlo todo

En la siguiente visita a la señora Havisham, Pip tuvo como deber pasear en silla de ruedas, después que se hubiera cansado de andar apoyada en el bastón y en el hombro de Pip. Todo ello, dentro de la propia estancia. Eso, todos los días en el transcurso de diez meses.

Pip quería saberlo todo, pero la señorita Havisham, prefería que siguiera siendo un ignorante.


Solo le daba dinero para las comidas diarias. Desde un principio no se fijó un salario por los servicios del muchacho.

La señorita Havisham, en otra de las visitas de Pip, propuso a este que empezase a trabajar con Joe inmediatamente. Ella le hizo venir a su casa.

Cuando Pip llegó a casa y comunicó todo, su hermana entró en cólera.

Al día siguiente, Joe, vestido de domingo, acompañó a Pip. La hermana de este, se quedaría en la casa del tío Pumblechook y luego la recogerían.

Eran las doce de la mañana. Joe y Pip iban camino de la señorita Havisham.


Teresa Ribello

GG.EE., Charles Dickens




domingo, 15 de septiembre de 2024

Alimentos engañosos

De entre todos los productos de la lista de la compra para esa semana, observó que muchos de ellos eran de último lanzamiento y verdaderamente no servían para mucho. Son esos productos que llaman la atención a primera vista, pero después te das cuenta que no tienen mucha utilidad o son alimentos de pocas cualidades para el cuidado de la salud.

- No todo lo que viene escrito en el envoltorio es verdad -dijo Silvia-. Hay que profundizar en los ingredientes y te darás cuenta que el producto no es demasiado sano.


- Es verdad, estas tortitas tienen un 33% de azúcar, lo que a mi diabetes le vendría fatal -dijo Fernando-.

- Y este chocolate no es totalmente puro, con lo que fastidiaría a mi colesterol -dijo Silvia-. Tenemos un concepto de la alimentación un poco distorsionada y comemos lo primero que nos entra por los ojos, sin saber que puede ser perjudicial para nuestra salud.

- Me estoy acordando ahora mismo de aquellas sopas tan ricas que hacía mi madre, cuando era pequeño. O aquellas croquetas hechas con tanto cariño. Mejorando lo presente, claro -dijo Fernando-.

- Ah, creí que te ibas a olvidar de mis magníficas recetas...dijo Silvia-.


Teresa Ribello.

domingo, 8 de septiembre de 2024

Pip pelea con un joven

 Pip y la señorita Havisham continuaban dando vuel


tas y más vueltas por la estancia, ante las visitas.

La visita de aquel momento se fue y la señorita Havisham propuso a Estella y Pip que jugaran a los naipes, así que se sentaron. Pip perdió. Él se fijaba en la belleza de Estella y en su joyas, que hacían relucir su rostro.

Después de jugar varias partidas más se fijó el día que Pip volvería otra vez de visita.

Le dieron de comer y le dejaron que diera vueltas para acá y para allá. Se metió en el jardín que descubrió con la puerta abierta. Por allí, Estella había acompañado a las visitas hasta la calle. El jardín era silvestre.

Pip miró a través de una ventana del jardín al interior de la casa. Se encontró con un joven muy pálido y los ojos enrojecidos. Enseguida, este joven vino hacia donde estaba Pip y le saludó. Quería pelear con él y le dio un cabezazo en el estómago. Pip le gano al joven, aunque no terminó muy satisfecho con su victoria. Se despidieron y Pip entró en el patio, donde encontró a Estella.

Teresa Ribello

GG.EE., Charles Dickens

domingo, 1 de septiembre de 2024

ÉPOCA DE MANZANAS

 Es la época de la recolección de la manzana en pleno otoño. Todo el pueblo, cada año, se vuelca en cuerpo y alma con esta fruta. Es el principal medio de sustento de la mayoría de los habitantes de Sagasta, un pequeño pueblo a las afueras de la capital.


Los campesinos empiezan con la labor desde el mes de septiembre, bien organizados, con la fe puesta en que este año sea, por lo menos como el anterior, con gran éxito en cantidad y calidad.

- Buenos días, señor. ¿De qué variedad son estas manzanas? -preguntó el periodista-.

- ¿Quiénes son ustedes? -dijo don Joaquín, el dueño de la finca-.

- Disculpe por no haberme presentado antes. Soy Fernando Porcel, periodista de la cadena 7. Estamos haciendo un reportaje sobre la recolección de la manzana este año -dijo el periodista-.

- Ah, muy bien. Verá, trabajo con dos variedades muy conocidas. Esta que estamos recogiendo ahora es la Reineta Verde y se utiliza mucho para cocinarla asada o preparar tartas, las típicas tartas de manzana de toda la vida.

- Perfecto. Esas tartas tienen mucha aceptación entre la gente -dijo el periodista-.

- Mi esposa las prepara mucho en casa y le salen riquísimas. Si quiere puede pasarse por casa y probarla -dijo don Joaquín-.

- Muchas gracias. Me dijo que también cultivaban otra variedad. ¿Cuál es?

- Ah, sí. La Royal Gala, una manzana también muy popular y se encuentra en casi todos los supermercados. Es de las más dulces y se puede emplear para tomar fresca o incluir en algún postre -dijo el campesino-. Si quiere puede venir a verlas y de paso le invito a casa para probar la tarta.

- Estupendo. Gracias, buen hombre.


Teresa Ribello


Sospecha en el barrio

  La tienda estaba cerrada cuando Elsa necesitaba comprar algunos botes de leche y fruta. ¿Por qué estaría cerrada tan temprano? No eran ni ...