Joe pensaba en qué llevar de regalo a la señorita Havisham para la próxima vez que fueran a verla. Pip decía que no tenía intención de llevarle nada. Él solo quería que le diera permiso de medio día para ir a la ciudad y ver a la señorita Havisham. Lo que quería realmente era ver a Estella, pero eso no lo dijo.
Joe aceptó la proposición, pero con la condición de no intentarlo de nuevo si lo hacía como expresión de gratitud por un favor recibido.
Orlick, el obrero que tenía Joe, no simpatizaba mucho con Pip. Cuando Pip era pequeño, Orlick lo asustaba diciéndole que había que encender el fuego con un niño vivo. Cuando Pip se convirtió en aprendiz de Joe, Orlick creyó que tarde o temprano perdería el puesto, con lo que la antipatía creció mucho más.
Cuando Pip recordó a Joe que ese día le tenía que dar permiso para ir a la ciudad, Orlick dijo que ese favor también se lo tendría que dar a él. Que si Pip iba a la ciudad, Orlick también iría allí.
Teresa Ribello
GG.EE., Charles Dickens
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