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domingo, 26 de marzo de 2023

Trabajos dudosos

 Ella me ha insistido para que acepte ese nuevo trabajo. No quería que siguiera donde estaba; la verdad es que yo tampoco. No me apetecía seguir en un sitio con tanta presión, con un jefe con unas ideas tan raras y vivir con un mañana incierto.

Tenía compañeros con los que se podía hablar, pero ellos tampoco estaban muy contentos con la situación laboral. A uno de ellos el jefe le rechazó las vacaciones que tenía preparadas para ir a ver a su familia a Canadá. Otro compañero fue despedido por pretender mejorar un sistema de seguridad, el cual no valía mucho últimamente para el funcionamiento correcto de la empresa.


Mi capa de inconformismo era importante. Muchas cosas trataba de ignorarlas y callaba, pero otras era imposible. Había visto generarse violencia por parte de algunos empleados, y eso sí que no lo iba a aceptar ni tolerar. Hay que saber distinguir y diferenciar lo que es un trabajo digno de lo que no lo es.

No se pueden herir ni lastimar los derechos que tenemos los trabajadores. Al contrario, hay que cuidar de no lastimar la libertad de poder aportar algo bueno a la empresa.

Hay que buscar el momento para comunicar al personal todos los pasos que se van dando en la organización y todas las mejoras que se van produciendo.

Aceptaré el trabajo.

                                                                                            Teresa Ribello.


domingo, 19 de marzo de 2023

LAS VISITAS DE MATILDA

Prohibido mirar el reloj - (Nuestra misión en la vida)


 En lo que iba de jornada, el día no le había hecho mucha justicia a Matilda. Primero, con los casos que tenía que llevar adelante, que iban a ser difíciles de solventar, más que nada por el carácter de algunas de las personas con las que tenía que tratar. Segundo, lo del desastre de las cortinas y, para terminar, la tardanza de la pizza.


Esperaba escuchar algún canto del cielo que le hiciera olvidar un poco todas las cosas negativas que se le habían presentado. Así que para esa tarde tendría que pensarse algo nuevo que la hiciera salir de casa y desahogarse.

Después de comer, se le ocurrió la idea de ir a visitar a Humberto Acevedo, que había estado hospitalizado por una operación de vesícula, pero que ya se encontraba en casa. Humberto era un hombre de altura, dedicando toda su vida a su fábrica de exquisitos dulces, con mucho éxito, además.

- Doña Matilda, ¡qué sorpresa verla por aquí! -dijo don Humberto-.

- Ah...,mayor sorpresa es la mía, verle tan repuesto y tan bien. ¿Cómo fue la operación?

- Fue cirugía laparoscópica, con lo que no ha sido muy dolorosa, aunque tengo un poco de inflamación, pero eso es normal.

- Tendrás que llevar algún tipo de dieta.

- No tengo que llevar una dieta especial. Solo comer sano. Tengo ya ganas de volver al trabajo.

- Eso, que seguro que tienen que estar echando de menos al capitán de la empresa. ¿Cuándo crees que te reincorporarás?

- Con esta clase de operaciones, en diez días ya estoy recuperado y puedo hacer una vida normal. Mientras tanto he designado a uno de mis hijos para llevar el control de la empresa.

                                                                                                                       Teresa Ribello




domingo, 12 de marzo de 2023

Un mal día

- Hoy he tenido un día nada más que regular, Mario -dijo Ana, agarrando la botella de aceite para aderezar la ensalada-.

- Pero, es que te ha pasado algo o es una cosa que te ocurre normalmente? -dijo Mario.-

- Normalmente me puede pasar cuando el día no acompaña.

- Me hiciste una promesa ¿te acuerdas? -dijo Mario-.


- Sí, que te contara todo lo que me pasara.

- Exacto. Vamos, todo lo que quieras contar. Puede haber cosas que prefieras reservarlas para ti...

- En mi nuevo trabajo he coincidido con personas que no me gustan, no sé, pensaba que iba a ir todo bien, que íbamos a congeniar -dijo Ana-.

- Pero, no te gustan ¿en qué aspecto? -preguntó Mario-.

- El caso es que cuando estamos juntas trabajando, hay una buena relación, menos con una, que me cuesta relacionarme con ella. Como si no fuéramos compatibles -dijo Ana-.

- Luego, cuando llega la hora del desayuno, se van a una habitación que hay en el interior del edificio, porque se traen comida de casa -dijo Ana, pegando un bocado de la manzana-.

- Bueno, normal. Tienes que hacer lo que mejor te convenga; por eso no vas a ser menos sociable. Cada uno desayuna donde quiere. A ti te gusta comer en la cafetería para luego darte un paseo fuera, pues estupendo, Ana. No te atormentes por eso.

- También hay una cosa que me preocupa mucho, Mario.

-¿Qué?

- A veces siento que soy una cobarde al no decir a nadie que soy bipolar.

- Bueno, es que no ha llegado el momento, Ana. Las cosas a su debido tiempo. Hablar por hablar, no. Cuando te sientas preparada.

- Creo que si lo digo abiertamente todos me van a comprender y conocer mejor.

- No, todo a su debido tiempo. Cuando creas que es el momento. Estas cosas son delicadas y no puedes ir aireando tu vida, así como así. Te tienes que sentir segura. Por lo demás, ¿todo bien?

- Sí.

                                                                                       Teresa Ribello.



domingo, 5 de marzo de 2023

SU PRIMER DÍA

 August iba a conocer al director del colegio, el señor Traseronian. No era como él se lo había imaginado. Era un tipo normal. Le pareció simpático. Fue una presentación muy normal, en la que el señor Traseronian pretendía, no con mucho éxito, enseñar el colegio a August. Al final accedió a la invitación. August se sentía inseguro todo el tiempo, pegado a las faldas de su mamá. A lo mejor pensaba que así no le verían. Ella era su protectora. Después fueron a conocer a la señora García, ayudante del señor Transeronian, con su típica sonrisa de oreja a oreja. Parece que a August le cayó bien.


Llegó la hora de presentarle a algunos de los alumnos que coincidirán en su misma clase. August no quiere conocer a nadie. Hasta que se abre la puerta y aparecen los niños. Jack Will, Julian y Charlotte. Iban a ser los encargados de enseñarle el colegio. Mientras veía las nuevas aulas August se mostraba tímido, con cara de pocas palabras. De los tres chicos, Julian era el único que no le había hecho sentir muy bien. Le preguntaba cosas en tono despectivo en relación a su físico, o también dudaba de que en su casa, sus padres le hubieran educado en Ciencias o cualquier otra disciplina.

A pesar de los malos sentimientos por el comportamiento de Julian, August quiere empezar  en el colegio.

Y llegó su primer día. Con muchos nervios y la cabeza agachada todo el tiempo se despidió de su familia antes de entrar y, procurando no hacer llorar a su madre, entró corriendo al colegio.

                                                                                                          Teresa Ribello.

Golpean a la hermana de Pip

El señor Wopsle salió corriendo con mucha prisa, sabiendo lo que había ocurrido. Dijo que algo había ocurrido en casa de Pip. Al parecer hab...