Repetimos por última vez al botones del hotel que subiera todo el equipaje a la habitación
203.
El lugar era muy acogedor y los exteriores magníficos. Había frondosos bosques de
abedules y álamos. Caminos que cruzaban a lo largo de ellos por toda la zona.
Me detuve por el intenso dolor de cuello que tenía, de haber
estado toda la mañana transportando cajas de baldosas para
el nuevo local de alquiler que tenemos en Alicante.
Ya era hora de disfrutar de unas merecidas vacaciones. El año
pasado elegimos la playa. Concretamente una que descubrimos cuando viajamos hasta
Murcia. Preciosa, muy tranquila, no con mucha gente y con el agua cristalina. Podías hacer
pie aun caminando muchos metros hacia dentro.
Pero este año nos hemos dado permiso para cambiar y nos hemos decantado por el campo.
Este te proporciona respirar aire puro, recreación, ver animales, terrenos sembrados, etc.
Teresa Ribello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario