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domingo, 14 de diciembre de 2025

La sentencia

 

La separación no le sentó muy bien a Fernando, desde aquel 20 de mayo de 1985 en que Luisa, su mujer le dijo que tenían que vivir en lugares separados, sin convivencia matrimonial.

Se suponía que tenía que ser así, pero no lo fue. Ese acuerdo no se llevó a cabo.

  • Me verás la cara más de una vez -advertía su marido-.

Era la espantosa frase que Luisa tenía que escuchar, sabiendo perfectamente cuál era el comportamiento de su marido.


Siempre que este llegaba a casa era como si de repente, Luisa divisara a través de la puerta a una voraz serpiente dispuesta a clavarle sus venenosos dientes.

Todo llegó a convertirse en un infierno para Luisa. La bomba había estallado hacía algún tiempo, pero el dolor estaba destruyendo poco a poco la salud de ambos, sobre todo la de Luisa.

Cuando la encontraron tumbada en el suelo de la sala de estar, descubrieron que había sido casi asfixiada con el lazo de la cortina.

Fernando había entrado en la oscuridad más profunda, cuando la sentencia del juez apagó todos sus propósitos.


Teresa Ribello

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