- Considerando el tamaño de la tarta, de dos pisos, diría que es un cumpleaños bastante numeroso -dijo el señor Taylor-.
- Pero, ¿pasaste por el local? -pregunto la señora Taylor-.
- Sí, después de la partida de bridge en casa de Andrew, me fui a dar un largo paseo rodeando toda la manzana. Miré para el local y vi todo lo que habían organizado para Susan.
- Entonces, ¿vamos a ir? -dijo la señora Taylor-.
- No sé, creo que no lo hicimos bien con ellos el otro día.
- Pero, ¿por qué?
- Tuvimos una conversación un tanto acalorada sobre Susan y no les di muy buena impresión con lo que dije -dijo el señor Taylor-.
- Solo diste tu opinión. Es verdad que la niña está muy sobreprotegida. Es la única hija que tienen y la quieren llevar por el buen camino. Nada más -dijo la señora Taylor-.
- La tienen que educar para que pueda valerse por sí misma cuando sea mayor y pueda resolverse sus propios problemas. Así es como educamos tú y yo a nuestros hijos -dijo el señor Taylor-.
- La niña será feliz. Todavía es pequeña. Seguro que ya no acuerdan de la discusión. Y si se acuerdan, en la fiesta lo olvidaremos. Vamos, vete arreglando.
Teresa Ribello.
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