Hoy he querido mostrar una pequeña parte de un libro maravilloso, que me regalaron hace ya algún tiempo, y del cual quedé fascinada. Bruno conoce a Shmuel, en medio de una escena de conflicto y horror.
Luego se tumbó boca abajo sobre el neumático y se dio impulso con los pies en el suelo. Cada vez que el neumático se balanceaba hacia atrás, Bruno alcanzaba a tocar el tronco de un árbol con un pie, lo que le permitía impulsarse para elevarse más rápido y más alto. Aquello funcionó muy bien hasta que, de pronto, resbaló justo cuando intentaba darse un nuevo impulso y cayó de bruces al suelo, produciendo un ruido sordo.
Todo se volvió negro, pero al pronto recuperó la visión y se incorporó. En ese momento el neumático oscilaba hacia atrás y le golpeó la cabeza. El niño soltó un grito y se apartó de su trayectoria. Cuando por fin logró ponerse en pie, le dolían mucho un brazo y una pierna, pues había caído sobre ellos, aunque no creía que los tuviera rotos. Se miró la mano y la vio cubierta de arañazos, y en el codo se había hecho un buen rasguño. La pierna le dolía más que el brazo, y cuando se miró la rodilla, que asomaba justo por debajo de sus pantalones cortos, vio un ancho corte que parecía estar esperando a que Bruno lo descubriera, pues en ese instante la herida empezó a sangrar profusamente.
- ¡Vaya! -exclamó Bruno, y se preguntó qué debía hacer.
Fragmento de "El niño con el pijama de rayas" de John Boyne
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