Páginas

domingo, 27 de abril de 2025

Secuestrando a tu propio jefe

El campo estaba totalmente verde. Había llovido mucho ese año. Los alrededores de la casa eran preciosos, sobre todo por las rosas de todos los colores que adornaban el recinto.

Los señores Brown nos habían invitado a cenar esa noche. Para entrar y salir de casa tenemos que pasar todos los días por delante de su casa.



Cuando pasamos esa mañana había un coche de policía parado delante de la puerta. Vimos a la señora Brown moviendo la cabeza de un lado para otro, suspirando y un tanto preocupada. No quisimos parar, por no entrometernos en el asunto.

Al parecer, nos enteramos después que el señor Brown, que era aficionado a la navegación, había tenido encerrado en su barco a su jefe durante veinte días, en represalia por el mal comportamiento que había estado teniendo con él durante el tiempo que estuvo trabajando en su empresa.

Todo a cambio de dinero. No llegó a cobrar el rescate. Por lo visto la policía lo descubrió mucho antes. Y su mujer, sin saber nada...

Teresa Ribello

domingo, 20 de abril de 2025

¿Por qué se creía que el tomate era venenoso?

En algunas zonas de Europa consideraron al tomate, traído de América, como alimento venenoso, y todo porque pertenecía a la familia de las solanáceas, las cuales incluyen plantas tóxicas, como por ejemplo, la mandrágora.

Y hoy en día es una planta esencial en nuestras cocinas. Muchas personas no pueden pasar sin ella.


Durante dos siglos fue considerada una planta venenosa, pero no porque lo fuera, sino por la desconfianza que provocaba en las personas. Era una planta con muy mala reputación. Reputación que llegó hasta los libros de escritores famosos, como John Gerard, el cual afirmaba en su libro The Herball que era una planta tóxica.

Pero la verdadera causa fue otra.

Y es que, durante la aristocracia de la época se usaban platos de estaño (aleación de plomo), que al contacto con la sustancia del tomate se producía una liberación de plomo, y al ser consumido se provocaba el envenenamiento de los comensales.


Teresa Ribello




domingo, 13 de abril de 2025

Excluida

 - Silvia, ¿te acuerdas cuando nos encontramos la última vez en el trabajo? -preguntó Rosa-.

- Sí, cuando me contaste todo lo que te ocurrió en el trabajo, con aquella compañera -dijo Silvia-.

- Pues ahora me ha ocurrido otra cosa -dijo Rosa-.


- Dime.

- He quedado excluida de la bolsa de trabajo -dijo Rosa-.

- ¿Qué me dices?

- Como te digo. Pero el fallo ha sido mío. Por lo visto no hice el autobaremo correctamente -dijo Rosa-.

- Pero, ¿cómo se te va a olvidar eso tan importante? -preguntó Silvia-.

- No sabía que había que hacer el autobaremo y tampoco se me informó de nada. Menuda racha llevo. Menos mal que me dirigí al sindicato y allí me pudieron ayudar. Introdujeron todos mis títulos y los enviaron al Registro Único. Dentro de dos o tres meses saldrá el listado definitivo de admitidos y excluidos, y ya veremos lo que pasa...-dijo Rosa-.

- Seguro que tienes suerte, Rosa -dijo Silvia-.

- En el sindicato fueron muy amables conmigo, me transmitieron mucho ánimo -dijo Rosa-.

- Sabes que te deseo lo mismo, amiga. Muy pronto te llamarán de nuevo -dijo Silvia-.


Teresa Ribello








lunes, 7 de abril de 2025

Pip conoce al señor Pocket

El señor Jagger llevó a Pip a su despacho y le informó de las decisiones que había tomado respecto a este.

Se debía dirigir a la Posada del señor Pocket. Debía permanecer allí hasta el lunes, para ver si le gustaba.

También le informó acerca de su pensión, que sería muy generosa.


Le acompañaría Wemmick. 

El lugar no tenía muy buen aspecto, con cristales rotos y todo sucio.

Wemmick se despidió de Pip y quedó a la espera de encontrarse con el señor Pocket.

Apareció el señor Pocket, que venía del mercado de haber comprado fruta para Pip, porque pensó que al ser un chico del campo, le podría gustar la fruta.

El señor Pocket resultó ser aquel chico con el que tuvo una pelea en casa de la señorita Havisham.

Pip pidió al señor Pocket que le ayudara y corrigiera en alguna torpeza, en cuanto a los modales cortesanos.

El señor Pocket quiso, que desde aquel momento le llamase Herbert.


Teresa Ribello

GG.EE., Charles Dickens


Conociendo a Herbert

Herbert propuso a Pip cambiar a este su nombre por el de Haendel, como el músico, a lo que Pip contestó que sí. Llegó la cena, bastante apet...